miércoles, 25 de julio de 2012


APOYA LA SUNAT AL CRECIMIENTO EMPRESARIAL?
Estas semanas el Ejecutivo ha promulgado una serie de reformas tributarias que a muchos ha preocupado porque se modifica el balance de poder entre la Sunat y los contribuyentes.  A mi juicio, el problema más difícil de resolver pero a su vez el más importante para nuestra economía es la informalidad. Así que hablemos de empresas formales. Una cosa que distingue a las empresas formales de las que no lo son es el rol que juega la Sunat en el desarrollo de ellas.  Mejor dicho, el rol que uno quisiera que jugase la Sunat, pero que creo que no lo hace.

Para cualquier empresa formal, la Sunat es un socio involuntario pero ineludible. OK, digamos casi ineludible.  Mientras mejor le va a la empresa, mayores utilidades tendrá y, por lo tanto, mayores serán las utilidades sobre las que se tendrá que pagar impuesto a la renta. Así, cuando a la empresa le va bien y crece, la recaudación de la Sunat se fortalece.  Se los digo en rima para que lo usen en su comercial.

Obviamente que muchas empresas formales utilizan sus recursos para eludir el pago de impuesto a la renta porque ven una oportunidad de ingresos a costa de la Sunat. Esto produce un juego entre el ente recaudador y la empresa que tributa, que muchas veces termina siendo un juego que no suma en el mediano plazo.

Para mí el éxito de la Sunat no debería ser medido en cuanto aumenta la presión tributaria. Nuestra Sunat será exitosa si las empresas crecen. Si la presencia de la Sunat no inhibe el que aumentan de tamaño tendremos una Sunat exitosa.

Algunas de las reformas puestas en marcha hacen que las empresas no puedan reclamar ante la Sunat, pues no podrán obtener las cartas fianza que ahora se exigen para continuar los procesos. Para muchas empresas de tamaño mediano hacia abajo, esto significa resignarse y cerrar.

La Sunat debería actuar como el socio que ayuda a corregir los errores si los hay y que cuando estos son reiterados exige un cambio significativo en la planta administrativa.  La Sunat necesita poder pero la excesiva arbitrariedad en su uso puede conducir a un resultado que no será favorable para la economía en su conjunto. Una Sunat que “mete miedo” produce empresas que prefieren esconderse en un tamaño suficientemente pequeño para no ser parte del grupo que están sujetas a mayor revisión. Empresas enanas tienen necesariamente baja productividad, y ésa es la mejor receta para (re)producir más informalidad.


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