APOYA LA SUNAT AL CRECIMIENTO
EMPRESARIAL?
Estas semanas el Ejecutivo ha
promulgado una serie de reformas tributarias que a muchos ha preocupado porque
se modifica el balance de poder entre la Sunat y los contribuyentes. A mi
juicio, el problema más difícil de resolver pero a su vez el más importante
para nuestra economía es la informalidad. Así que hablemos de empresas
formales. Una cosa que distingue a las empresas formales de las que no lo son
es el rol que juega la Sunat en el desarrollo de ellas. Mejor dicho, el
rol que uno quisiera que jugase la Sunat, pero que creo que no lo hace.
Para cualquier empresa formal, la
Sunat es un socio involuntario pero ineludible. OK, digamos casi
ineludible. Mientras mejor le va a la empresa, mayores utilidades tendrá
y, por lo tanto, mayores serán las utilidades sobre las que se tendrá que pagar
impuesto a la renta. Así, cuando a la empresa le va bien y crece, la recaudación
de la Sunat se fortalece. Se los digo en rima para que lo usen en su
comercial.
Obviamente que muchas empresas
formales utilizan sus recursos para eludir el pago de impuesto a la renta
porque ven una oportunidad de ingresos a costa de la Sunat. Esto produce un
juego entre el ente recaudador y la empresa que tributa, que muchas veces
termina siendo un juego que no suma en el mediano plazo.
Para mí el éxito de la Sunat no
debería ser medido en cuanto aumenta la presión tributaria. Nuestra Sunat será
exitosa si las empresas crecen. Si la presencia de la Sunat no inhibe el que
aumentan de tamaño tendremos una Sunat exitosa.
Algunas de las reformas puestas
en marcha hacen que las empresas no puedan reclamar ante la Sunat, pues no
podrán obtener las cartas fianza que ahora se exigen para continuar los
procesos. Para muchas empresas de tamaño mediano hacia abajo, esto significa
resignarse y cerrar.
La Sunat debería actuar como el
socio que ayuda a corregir los errores si los hay y que cuando estos son reiterados
exige un cambio significativo en la planta administrativa. La Sunat
necesita poder pero la excesiva arbitrariedad en su uso puede conducir a un
resultado que no será favorable para la economía en su conjunto. Una Sunat que
“mete miedo” produce empresas que prefieren esconderse en un tamaño
suficientemente pequeño para no ser parte del grupo que están sujetas a mayor
revisión. Empresas enanas tienen necesariamente baja productividad, y ésa es la
mejor receta para (re)producir más informalidad.
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